Breve reseña histórica del Instituto Cristo Rey
En las primeras vísperas de San José, 18 de marzo de 1979, la incipiente “Legión de Cristo Rey” de Rosario y Bs. As. (grupo de entusiastas ejercitantes formados en el ideal de la Realeza de Cristo por el R.P. Torres-Pardo), le regala una casa al Padre Fundador, para ser en el futuro, residencia de su comunidad naciente, ubicada en la calle Ovidio Lagos 451, de la Ciudad de Rosario. Provincia de Santa Fe, Argentina.
El 22 de diciembre del mismo año los jóvenes seminaristas Jorge Piñol y Daniel Almada, ya comprometidos para formar una futura “congregación religiosa”, se unen al P. Torres-Pardo para celebrar la Santa Navidad. El 24 de diciembre la celebran el P. Fundador con sus primeros hijos espirituales, en expectación de buenas nuevas, para el Año Mariano Nacional que se avecina.
El 26 de diciembre se realiza la mudanza del piso prestado en el colegio “Santa Unión”, a la nueva casa de Ovidio Lagos 451. Dicha residencia es bendecida el 29 de febrero de 1980 por Su Excia. Rvdma. Mons. Guillermo Bolatti, Arzobispo de Rosario, en compañía de amigos, legionarios y legionarias de la Obra de Cristo Rey.
Nunca olvidaremos sus vibrantes palabras, que caían como bálsamo en nuestros corazones:
“Es una humilde casa. ¡Quiera Dios que mañana se pueda agrandar porque crece el Movimiento!
Y aquí se agradará, a Dios, con las virtudes propias del cristiano y del consagrado a Dios.
Desde aquí se planeará la conquista para Cristo del mundo, en la medida en que puedan realizarlo las pobres fuerzas con que cuentan, pero cuentan con la gracia de Dios, el auxilio divino, y ciertamente estará presente cuando se trabaja por El. De aquí se irradiará, por tanto el bien, la virtud, los deseos de servir al Señor todos los días de la vida y difundir ese Reino que Cristo vino a traer al mundo…”.
“Les deseo, vuelvo a repetirles, todo el éxito en esta empresa nada fácil, bastante difícil, difícil por las circunstancias en que comienza, pero, si es de Dios, Dios la bendecirá, por caminos que El sólo conoce. Nada más”.
El 9 de marzo de 1980 ingresa a la comunidad, proveniente de Cnel. Pringles (Pcia. de Bs. As.), el joven José María Laxague. Así ya queda constituido el primer grupo fundacional, presidido por el R.P. Torres-Pardo: el Hno. Jorge Piñol C.R., estudiante de 3º año de Teología, el Hno. Daniel Almada, estudiante de 2º año de Teología y el Hno. José María Laxague, estudiante de 1º año de Filosofía. Cursarán sus estudios en el seminario “San Carlos Borromeo” de la Arquidiócesis, como alumnos externos. Esa es la voluntad del Sr. Arzobispo Mons. Bolatti.
El 20 de diciembre de 1980 Mons. Bolatti ordena diácono al Hno. Jorge Piñol C.R. Es el primer diácono de nuestra Fundación.
Mons. Guillermo Bolatti firma, el 19 de marzo de 1981, el documento de aprobación “ad experimentum” de la nueva “Comunidad de Cristo Rey”, fundada por el R. P. Torres-Pardo C.R.
El 3 de octubre del mismo año también él ordena presbítero al diácono Jorge Piñol C.R. en la Catedral de Rosario, y al Hno. Daniel Almada de diácono. Fue para toda la Obra de Cristo Rey una verdadera fiesta del espíritu.
Gracias a la generosidad de nuestros bienhechores al año siguiente (1982) el Padre puede adquirir una nueva casa en las afueras de Rosario, en la localidad de Roldán. Dicha casa es mucho más grande que la primera y, además, presenta la posibilidad de ir agrandándola comprando los terrenos y casas lindantes (como ha ocurrido, con la gracia de Dios y el auxilio de San José).
El 26 de abril, Mons. Bolatti bendice la nueva residencia del Instituto “Cristo Rey” en Roldán. En aquella ocasión nos dijo, entre otras, estas memorables palabras, que quedaron como un “testamento”, grabadas en nuestro corazón: “Yo no dudo que ha de seguir adelante esta Obra, y la iremos viendo. Todavía nosotros, los que estamos ya casi al cabo de la vida, todavía esperamos verla progresar más. Yo esto lo auguro, esto le pido a Dios…”
Mons. Guillermo Bolatti fallece el 7 de agosto del mismo año. Provocó a todos un inmenso dolor la pérdida de quien fuera un verdadero Padre y Protector de nuestro Instituto.
Mons. Atilano Vidal, Obispo Auxiliar de Rosario y Administrador Apostólico de la Arquidiócesis, ordena el 4 de diciembre presbítero al diácono Daniel Almada C.R. Segundo fruto palpable de los esfuerzos del Padre en la formación de la Comunidad.
El 6 de julio de 1983 nuestro Padre Fundador cumple 25 años desde su Ordenación Sacerdotal, el 9 de julio siguiente se celebra públicamente sus “Bodas de Plata”, con la presencia de Su Excia. Rvdma. Mons. Jorge Manuel López, nuevo Arzobispo de Rosario, y Sus Excias. Rvdmas. Mons. Benito Rodríguez, Mons. Atilano Vidal y Mons. Victorio Bonamín, S.D.B.
El 24 de marzo de 1984, primeras vísperas de la Solemnidad de la “Anunciación del Señor”, Mons. Jorge Manuel López bendice la Capilla del Instituto y consagra el altar, para que se celebre el Santo Sacrificio de la Misa. Luego de la misma hay un brindis, y antes de despedirse dice a todos los presentes las hermosas palabras que colocamos a continuación:
“Yo quisiera que la palabra final sea la que acaba de pronunciar el P. Torres-Prado, que esel padre deesta casa y de la comunidad, no solamente la que vive acá, sino también la que integran Uds. por eso mi palabra es final sólo en algún sentido, en cuanto que quiere ser eco y prolongación a la palabra del P. Torres-Pardo.
Ciertamente vivimos un momento de alegría y de admiración.
De alegría, porque la bendición de la iglesia nos colma de gozo a todos.
Y de admiración, al menos para mí, porque no conocía esta casa, este lugar, y no sospechaba que hubiera tanto edificado y, además hecho con tanto gusto y con tanto amor.
Por eso, quiero en este momento expresar mi agradecimiento, porque la Arquidiócesis de Rosario tiene aquí, en este lugar, una comunidad que trabaja por el Reino de Dios, y, además un lugar que es hermoso y piadoso.
Y quiero, finalmente, decir como lo expresé también cuando el Padre Torres-Pardo cumplió Bodas de Plata (Sacerdotales), que para mí es una filial, o, si Uds. quieren, fraternal satisfacción ir continuando las cosas que ha bendecido y ha llevado, alentando, el recordado y querido Monseñor Bolatti.
Esta es una de esas obras, como lo ha recordado el P. Torres-Pardo, de modo que también para mí es un motivo de gozo saber que hoy he bendecido una iglesia, cuya bendición viene a añadirse a la bendición que hace 3 años ya diera Mons. Bolatti sobre toda esta casa.
Dije que admiraba la obra que había acá. Pero mañana o pasado, cuando el Padre, venga por el Arzobispado, le voy a preguntar cómo hizo, para que me dé la receta a mí.
Además también quiero expresar la satisfacción por la iglesia, muy hermosa, y de esa reliquia de la Virgen del Rosario, que es realmente una reliquia histórica y piadosa.
Y, finalmente, quiero expresar también mi agradecimiento por este obsequio de este Niño Dios, que, solamente repitiendo palabras del Padre, debería yo ahora decir que todas las cosas comienzan por algo muy pequeño y sin hacer grandes saltos. El ejemplo de la semilla que se arroja en el surco. La semilla es muy pequeña, y aunque el sembrador quisiera que mañana ya tuviera fruto la espiga, tieneque esperar. Las cosas son así. Y este Niño del pesebre es el ejemplo divino de que Dios que ha hecho la gran Obra de la Redención, la ha comenzado con algo muy pequeño como es el pesebre de Belén.
Lo voy a tener con mucho gusto en mi sede del Arzobispado, y voy a pedir a Dios para que la Obra vaya haciendo siempre una gran labor de extensión del Reino de Dios.
Finalmente, Uds. han escuchado que el Padre, dijo, en un gesto muy amplio de obediencia a la Jerarquía, dijo hablando del Obispo: Sí quiere suprimirla, que la suprima. Si quiere bendecirla, que la bendiga. Fueron sus palabras textuales. No tengan miedo. No la voy a suprimir. Alégrense, porque hoy y siempre la voy a bendecir.”
El 22 de enero de 1986 el Padre Fundador recibe de manos de S.E. Rvdma. Mons. Dr. Jorge Manuel López, Arzobispo de Rosario, un segundo documento de aprobación del incipiente Instituto “Cristo Rey”, avalando y confirmando el documento que S.E. Rvdma. Mons Dr. Guillermo Bolatti, promulgara el 19 de marzo de 1981.
El 21 de diciembre es ordenado sacerdote por Mons. López el P. José Laxague C.R.
El 30 de setiembre de 1988 los miembros del Instituto “Cristo Rey”, junto con los laicos de la Obra, celebran los 60 años de vida de su Fundador, con la presentación de los dos volúmenes “Por el triunfo de Cristo Rey”, obra de recopilación de sus escritos cristológicos, mariológicos, eclesiológicos, de teología espiritual y catequesis, redactados a lo largo de 30 años de fecundo sacerdocio. La presentación de la obra fue realizado en Rosario por S.E. Rvdma. Mons. Dr. Victorio Bonamín, S.D.B., ex Pro-Vicario castrense y por el Dr. Héctor Padrón, con la presencia de Mons. Jorge Manuel López.
14 de octubre: Los hijos de la “Legión de Cristo Rey” en Bs. As. organizan la presentación de los dos volúmenes del R. P. Fundador en la Capital Federal. El acto fue solemnemente dignificado por la presencia del Sr. Nuncio Apostólico de Su Santidad, Mons. Ubaldo Calabresi. Hicieron uso de la palabra S.E. Rvdma. Mons. Dr. Antonio Quarracino, entonces Arzobispo de La Plata, y el Dr. Héctor Hernández, Catedrático de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Católica Argentina en Rosario.
24 de diciembre: S.E.R. Mons Jorge Manuel López concede al R. P. Fundador la autorización para que el Instituto “Cristo Rey” tenga su Escolasticado propio de Filosofía. El P. Torres-Pardo C.R. lo denomina a tal efecto: “Sedes Sapientiae”. Desde entonces se formarán en las aulas de dicho establecimiento los futuros sacerdotes del Instituto en sus estudios filosóficos.
El 19 de mayo de 1991 el R. P. Torres-Pardo C.R., todos los sacerdotes, y los Hermanos estudiantes de teología, hacen -en la solemnidad de Pentecostés- sus votos privados de castidad, pobreza y obediencia.
El 30 de abril de 1993 S. E. Rvdma. Jorge Manuel López firma los decretos de Aprobación del Instituto como “Asociación pública eclesiástica”, y de aprobación del “Escolasticado de Filosofía”.
1º de mayo: solemne entrega de los dos documentos antes mencionados.
En la bella homilía que Monseñor López pronunció en la solemne Misa de acción de gracias nos manifestó: “Yo doy gracias de todo corazón a Dios nuestro Señor por dos motivos. Primeramente, porque este decreto ha sido el logro del esfuerzo de muchos meses, y diría, más de un año de estudios para poder, dentro del derecho canónico, conforme en todo, a la luz de los cánones que nos señala este código, poder ubicar a este Instituto Cristo Rey en la forma que acabo de expresar; y reitero, que es Asociación pública de la Iglesia, en orden a la formación luego de una Congregación religiosa de derecho diocesano. Y, en segundo lugar, me alegro enormemente por esta misma institución Cristo Rey”.
Al finalizar nos alentó diciendo: “Os felicito de todo corazón, querido Padre Fundador, Padre José Luis Torres-Pardo, por vuestro empeño y por vuestra tenacidad en llevar adelante, por la gloria de Dios y por el bien de las almas, este Instituto que pertenece al ámbito de nuestra Iglesia arquidiocesana. Quiero también felicitar a todos los sacerdotes y a todos los hermanos que constituyen esta Asociación, esta comunidad, y al invitar también a las Legiones masculinas y femeninas de Cristo Rey y a todos los que se encuentran aquí presentes, invito a todos a unirnos íntimamente, fraternalmente, humildemente, generosamente, a elevar al Señor, juntamente con la Hostia y el Vino consagrado, el cántico de la más grande acción de gracias y alabanza al Señor, rogándole la abundancia de sus bendiciones, no solamente para este feliz día sino para todos los días del trabajo apostólico de este Instituto Cristo Rey. Que la Virgen Santísima, como siempre Madre de Dios y Madre nuestra, esté junto a nosotros en la alabanza y en la acción de gracias y en la intercesión constante, para que el Señor nos dé aquellas bendiciones que necesitamos para ir santificándonos y para ser siempre apóstoles de Cristo Rey. Así sea”.
30 de agosto: se realiza la compra del “Castillo de Javier”, nuestra casa en Bahía Blanca (Pcia. de Buenos Aires), gracias a la generosidad del hasta entonces querido ejercitante “don Luis Ospital”, quien desde entonces será el Hermano Luis.
El 13 de marzo de 1995 el Padre decide que algunos sacerdotes del Instituto realicen sus estudios de licenciatura y doctorado en Teología. Desde entonces algunos sacerdotes son enviados a estudiar a la Pontificia Universidad Católica Argentina, situada en la Capital Federal.
En 1996 gracias al tesón de la familia Juan (legionarios de la Obra en Buenos Aires), radicada por algunos años en Washington (USA), que organizan en el país del Norte dos tandas de Ejercicios Espirituales, el R.P. Torres-Pardo C.R. envía, por primera vez, a dos sacerdotes a los Estados Unidos. Desde entonces ha quedado establecida allí nuestra Obra, que hoy cuenta con un hermoso grupo de hispanos en Maryland. Los Padres son cordialmente recibidos por S.E.R. Mons. Álvaro Corrada del Río, Obispo Auxiliar de Washington para los hispanos. En los años subsiguientes hemos continuado con la predicación de los Ejercicios Espirituales para hombres y mujeres en esa diócesis.
En 1998, año de las Bodas de Oro de Vida Consagrada de nuestro Padre Fundador, los padres que van a predicar a Washington pasan por Miami, donde años antes se radican otros fervorosos miembros de la Obra, la familia Krauss. En una entrevista con S.E.R. Mons. Gilberto Fernández, Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis para la pastoral de los hispanos, se concreta el proyecto de predicar Ejercicios Espirituales en dicha Arquidiócesis, en Febrero de 1999.
6 de Julio de 1998: 40º aniversario de la Ordenación Sacerdotal de nuestro Padre. La, “gran sorpresa” fue el telegrama de felicitación del Cardenal Sodano, Secretario de Estado de Su Santidad, en nombre del Santo Padre.
Su Santidad Juan Pablo II felicita con, afecto al Rvdo. Padre José Luis Torres-Pardo Moya, que, en acción de gracias a Dios, celebra el 40 Aniversario de su Ordenación Sacerdotal y le asegura un particular recuerdo en la plegaria, mientras hace fervientes votos por su bienestar personal e intenciones pastorales. En señal de benevolencia y prenda de abundantes gracias divinas, el Santo Padre, le encomienda a la protección de Cristo Rey del Universo .y le imparte de corazón la Bendición apostólica, que complacido hace extensiva a sus familiares y, a todos los participantes en la celebración jubilar.
Cardenal Angelo Sodano, Secretario de Estado de Su Santidad
30 de Septiembre de 1998: Presentación del libro “In Sinu Matris” (Meditaciones sobre el Misterio de María) en Rosario, a cargo del Sr. Arzobispo, Mons. Eduardo V. Mirás.
El mismo libro fue presentado en distintas ciudades de Argentina, a cargo de distintas y reconocidas personalidades de la Iglesia.
En febrero de 1999: Se concreta el proyecto de predicar ejercicios en Miami. En esa ocasión Mons. Gilberto Fernández recibe cordialmente a los P.P. Jorge Piñol C.R. y Daniel Almada C.R., confirmándolos en su misión. Desde entonces hay ejercicios anuales para hombres y mujeres con número creciente de ejercitantes. Se estableció también allí nuestra Obra.
En noviembre de 2003 unimos dos solemnidades: la fiesta de “Cristo Rey” y los 75 años de vida de nuestro Fundador. Con esa ocasión toda la Obra se reunió en Roldán para el festejo.
En el año 2005: el Instituto cumple sus Bodas de Plata de Fundación. Humanamente, hablando algo increíble. Pero para Dios nada hay imposible. El Instituto ha nacido como un canto de esperanza al llamado del Concilio Vaticano II, como un desafío a las fuerzas del Anticristo, y como un desagravio al Honor divino conculcado de Jesucristo Rey.
En agosto de 2006: Nuestro Padre da a luz una obra titulada “La Luz brilla en las tinieblas”, sintetizando las claves fundamentales del pensamiento teológico de Su Santidad Benedicto XVI. El libro ha sido elogiado y agradecido por eminentes personalidades, como el entonces Arzobispo de Toledo y Primado de España, Cardenal Antonio Cañizares, el Cardenal Jorge Bergoglio, Arzobispo de Buenos Aires, y numerosos obispos y sacerdotes de distintos lugares.
En noviembre de 2008: el Instituto y toda la Obra celebró la solemnidad de Jesucristo Rey del universo en su Casa Madre de Roldán, en el marco de los festejos jubilares de nuestro Padre (80 años de vida, 60 años de vida consagrada y 50 años de sacerdocio). La celebración comenzó con la solemne eucaristía a las 11 horas y luego se realizó el almuerzo familiar en el cual estuvieron presentes los miembros de la Legión de Cristo Rey, ejercitantes, amigos y allegados, quienes vinieron de diversos lugares de nuestro país y de los Estados Unidos. Durante el almuerzo, en un clima entrañable de familia espiritual, se hizo entrega al Padre Fundador de un precioso y valioso sagrario para su oratorio y una placa recordatorio, además de numerosos regalos y testimonios de sus hijos e hijas espirituales que en estos años han sido “marcados a fuego, a través del Padre, con el carisma de la Divina Realeza en sus almas, para siempre”, como expresaba una joven legionaria ese domingo.
En todos estos años la Obra en la Argentina se ha ido expandiendo a ritmo sostenido y creciente. Hemos predicado ejercicios en Buenos Aires, Rosario, Córdoba, Bahía Blanca, Mar del Plata, Necochea, Junín, San Luis, Merlo, Comodoro Rivadavia, Tucumán, La Pampa, La Plata, San Juan, etc.
Poco a poco la Obra también se asienta en Estados Unidos, donde los grupos se mantienen fieles al Carisma, a pesar de las dificultades que impone la distancia.
Que nuestro divino Rey, por intercesión de su bendita Madre, de todos los ángeles y santos de la corte celestial, nos alcance, a quienes El ha reunido en este destierro, la gracia de las gracias: la perseverancia final, hasta que llegue aquel dichoso y esperado día, “donde no habrá ya muerte, ni habrá llanto, ni gritos, ni fatigas porque todo esto es ya pasado” (Apoc 21,4), ese esperado e interminable Cielo, donde nuestros ojos, extasiados, contemplarán al Rey en su belleza (cfr. Is 32,17).
¡Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, Santísima e individua Trinidad, soberana Majestad, Luz inaccesible, Fuego abrasador, Torrente de delicias, Principio sin principio, Fin que no tiene fin! ¡A Ti la alabanza, el honor, la adoración, la acción de gracias, el anonadamiento, el amor y el júbilo del corazón, por los siglos de los siglos! Por el triunfo de Cristo Rey.