El pasado domingo 9 de junio, solemnidad de Pentecostés, en la localidad de Juana Koslay, San Luis, celebramos con gozo la bendición de la piedra fundamental de la nueva Casa de formación, que hemos puesto bajo el patrocinio especial de San José.
La presencia de Mons. Pedro D. Martínez, Obispo de San Luis, dio a este sencillo acontecimiento un realce claramente eclesial. La misma ceremonia fue simple, pero ennoblecida por los gestos sagrados y los cantos que los Hermanos del Instituto prepararon con esmero.
Los numerosos asistentes, entre los que destacamos al párroco del lugar -P. Fabián Balcar- y las representantes de diversas comunidades religiosas, además de los legionarios, familiares y amigos de la Obra, compartieron nuestra alegría con viva conciencia de la trascendencia del evento.
El Señor del universo nos regaló un día espléndido, muy perceptible en el paisaje del amplio predio en el que estará la Casa.
Día de acción de gracias al Rey de cielos y tierra, que provee con sabiduría y bondad infinitas a nuestra Obra, que quiere ser “toda suya”.
Fue también un día de recuerdo y oración agradecida por nuestros bienhechores. Nos conmovieron las palabras de la Sra. Maria Fernanda, viuda de Cristian Albornoz, donante del espacioso terreno, fallecido recientemente, quien quiso estar presente, acompañada de sus hijos. Un escrito con algunos sabios pensamientos de Cristian fue depositado junto a la piedra fundamental. ¡Que el Señor Jesús conforte y recompense la gran generosidad de esta querida familia!
Además de ese escrito, fueron guardados junto a la piedra fundamental un mensaje de nuestro querido Padre Fundador y el acta de ese acontecimiento firmada por todos los presentes.
Quiero señalar ahora a dos bienhechoras, distinguidas por la grande y constante caridad para con nuestra Comunidad, y por su eficiencia. Se trata de nuestra querida escribana Judith Barrera de Lucero y de la arquitecta Celia Lorenzo de Clavel, mamá de tres Hermanos de la comunidad. Ellas han sido felices instrumentos de la divina Providencia para que hayamos recibido ese extraordinario terreno en donación y para que podamos comenzar la construcción de una Casa compleja y magnifica, diseñada a la medida de nuestras necesidades.
Agradecemos cordialmente, además, a tantas otras personas que de diversos modos nos ayudan en este proyecto, y a todos los que se van sumando actualmente.
Por ahora podemos comenzar y cubrir buena parte de la primera etapa. Pero estamos lejos de poder terminar el conjunto. Seguimos confiando en San José como celestial intercesor para este proyecto. Y seguimos necesitando la ayuda de muchas personas, comprensivas del significado de esta Casa de formación para el servicio del Reino de Cristo y dispuestas a colaborar en el proyecto.
Nuestro Rey eterno, Maria Inmaculada y San José los bendigan a todos.
P. Jorge Piñol, CR
Sup. General del I.C.R.